No se redujo a la práctica médica. También para mejorar el rendimiento en la batalla. Los propios combatientes también por su cuenta, sin el consentimiento de sus superiores o mientras éstos hacían la vista gorda. Estimulantes como el alcohol (pequeñas cantidades), la cocaína y las anfetaminas para eliminar la necesidad de sueño, combatir la fatiga y reforzar el coraje. En contraste, depresores como el alcohol (grandes cantidades), el opio, la morfina o la marihuana para reducir el estrés en el combate y mitigar los traumas de la guerra.
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