Por un lado, este efecto se debe al ácido carbónico (el resultado de que el dióxido de carbono se disuelva en agua) de los refrescos carbonatados. "Este ataca a los óxidos de hierro que forman la herrumbre y que son de naturaleza básica, de manera que los disuelve", explica a Maldita Ciencia Ricardo Díaz Martín, decano del Colegio de Químicos y de la Asociación de Químicos e Ingenieros Químicos de Madrid.
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