Hay ocasiones en las que el protagonista de una historia necesita que algo o alguien le recuerde cuál es su lugar. No es el caso, en absoluto, de Jeff Lebowski, un tipo tan vago que no se preocupa por esa clase de tonterías y, por lo tanto, siempre es «el hombre de ese momento y ese lugar». Porque el Nota, en realidad, solo pretende surfear sin demasiado esfuerzo la ola de la vida. Al menos hasta que un chino, asiático-americano sería la nomenclatura adecuada, se mea en su alfombra. Precisamente, en la que daba ambiente a la habitación.
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