Todo comenzó un 24 de septiembre de 1960 y todo terminó un 10 de agosto de 2022. O sea, anteayer. Eran las doce menos veinticinco de la noche cuando dejó de sonar el taca-taca-taca del proyector analógico del Madrigal, que a partir de ahora seguirá emitiendo ya en digital. «La razón está clara, a las distribuidoras les costaba 2.000 euros hacerme una copia y ahora les vale tan solo veinte»
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