Emmanuel Macron visitó ayer el Mont Blanc y quedó impactado. No tanto por lo impresionante del mayor macizo de los Alpes, ubicado a más de 4.700 metros de altitud, sino por la ausencia de un elemento que lo había definido durante siglos: el glaciar. No había ninguno. Se había evaporado. La visión motivó medidas inmediatas para limitar el acceso a la montaña y para castigar con dureza a quienes la ensucien y contaminen. ¿Es para tanto? Dos fotografías ilustran el fenómeno.
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