En noviembre de 1945, fecha en la que comenzaron los famosos juicios de Nuremberg, Werner Bischof emprendió un viaje por carretera que le llevó por media docena de países europeos para fotografiar los efectos de la guerra. Era un encargo de Swiss Relief, organización creada para aliviar las enormes necesidades de la Europa de posguerra, y especialmente las de los niños del continente. Bischof no estaba solo, le acompañaba Emil Schulthess, un amigo y fotógrafo suizo que tenía un cuarto oscuro montado en el coche en el que viajaban.
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