Hay preguntas tan complejas que precisan de respuestas ambivalentes. Por ejemplo, ante la manida fórmula hazme caso o tú no lo entiendes, pero lo entenderás cuando tengas mi edad, se puede replicar fácilmente: ¿y si te presento a alguien igual o más mayor que yo que no opine como tú, sino como yo, me darás la razón?
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