Sin lugar a dudas, Moscú es una de las ciudades con más joyas arquitectónicas del mundo, además de una ciudad con una historia fascinante. Si juntamos ambas cosas, obtenemos un caso tan increíble como el de la Catedral de Cristo Salvador. Un templo cristiano ortodoxo que se destruyó y se convirtió… en una piscina pública, antes de ser reconstruido de nuevo.
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