La edición parisina del siglo XIII del "Canon Medicinae" es como un sueño de fiebre salvaje de la escuela de medicina. Escondido en un estante de la Biblioteca Municipal de Besanón, esta traducción latina es la prueba de que Medio Oriente tuvo una gran influencia en Occidente. Se convirtió en el libro de texto definitivo de la escuela de medicina durante siglos hasta el siglo XVI. En el siglo IX, el médico persa Avicena lo escribió en árabe, juntando la sabiduría de Galeno, Hipócrates y Razi. Pero sus verdaderas estrellas son las ilustraciones.
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