Aparte de integrar el Primer Triunvirato junto a Julio César y Pompeyo, Marco Licinio Craso ha pasado a la posteridad como epítome del hombre acaudalado, en cuya fortuna se apoyó César para alcanzar el poder y que ha dejado su cognomen como sinónimo de gordura, algo que podría aplicarse tanto a su patrimonio como al fatal error militar que le costaría la vida ante los partos. Sin embargo, en la antigua Roma hubo un hombre que logró sobrepasar su riqueza, a decir de Plinio el Viejo; se llamaba Cayo Julio Calisto y tuvo un (...)
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