En noviembre de 2017, un grupo de científicos del Instituto Nacional de Investigación del Agua y la Atmósfera de Nueva Zelanda (NIWA) y voluntarios de la organización LeopardSeals recolectaban heces de foca leopardo en varios enclaves del país con el objetivo de estudiar la alimentación y la salud de estos animales característicos de la Antártida.Un año más tarde, y después de descongelar una de las muestras extraídas de la playa Oreti de Invercargill, los científicos descubrieron una memoria USB en el interior de una de estas heces.
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