Lo sabemos, es algo que te parece horrible. A fin de cuentas un personaje es algo parecido a un hijo: ha brotado de ti. Tú has pensado desde los rasgos de su cara a los de su carácter. Le has dado vida, le has dado una biografía, has imaginado para él toda una historia a sus espaldas, e incluso un porvenir. Pero a pesar de todo ello, puedes matarle. Y, de hecho, debes matarle. Porque muchas veces, la muerte de un personaje beneficia a la trama. Pero mucho cuidado, porque en otras ocasiones matar a un personaje lo único que logrará, por el...
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