En el feudalismo, la blasfemia se castigaba con la mordaza, paseando al delincuente con la lengua atada a un palo. Otras veces se agujereaba la lengua con un clavo, se le cortaba o se marcaban los labios con hierro incandescente. En España fue delito hasta 1978, año en que fue sustituida por “ofensas a la religión”. Luis Buñuel consideraba la blasfemia como un arte...
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