Fue todo paradoja. Lo más sensacional del concierto final de Bernard Haitink fue su falta de sensacionalismo, seguido de cerca por su falta de finalidad. Haitink no ha dicho que su concierto en Lucerna del pasado viernes [13] con la Filarmónica de Viena vaya a ser su último. Ha anunciado meramente que se va a tomar un año sabático. Pero el director de 90 años ha sido franco en las entrevistas sobre el uso del término como un eufemismo de retirada, a fin de evitar ilusiones injustificadas.
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