Los bebés de 15 meses 'encasillan' rápidamente a los adultos que muestran ira como 'propensos a ella', y adaptan su actitud para evitar que se enfaden. Por ejemplo, si le han visto enfadarse al ver a otro adulto jugar con un juguete, procuran no hacerlo; y si el adulto propenso a la ira les pide que le dejen el juguete, se lo dan con más facilidad. Por tanto, prefieren 'prevenir que curar'.
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