La muerte del filósofo judeo-holandés Baruch Spinoza fue sin duda un suicidio asistido por el médico Louis Meyer, es decir, una eutanasia realizada por uno de sus mejores amigos. Y no es que el pensador, autor del Tratado teológico-político y otras obras despreciará la vida, sino que la convicción clásica desde Sócrates (y quizá la era pre-socrática) era no amilanarse ente la muerte, porque no se puede temer lo que no es un bien, ni un mal.
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