Que un buque mercante arroje su carga por la borda para dar cabida a bordo a gente perseguida en serio riesgo de ser asesinada es algo que debería haber hecho pasar a la Historia a sus tripulantes y capitán. Con letras de oro, además. Sin embargo, esa acción, que fue real y tuvo lugar en el puerto de Esmirna en 1922, cayó en el olvido, quizá porque el navío no enarbolaba la bandera de un país occidental. Era le barco japonés Tokei Maru.
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