Madrid podría presumir de grandes novelas: Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós, Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway, La colmena de Camilo José Cela, los Alatriste del Siglo de Oro de Arturo Pérez Reverte o Romanticismo de Manuel Longares. Barcelona, además de mar y pausa, tiene La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza y al gran González Ledesma. En el Raval está una parte de Roberto Bolaño, en el estudio de veinticinco metros de la calle Tallers en el que se soñó escritor, tal vez inmortal.
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