Antonio Bahamonde tenía una afamada papelería en Sevilla en los años treinta. El negocio le iba bien, era muy conservador y cuando sucedió el golpe de Estado lo apoyó creyendo en el orden que vendría después, pero no se implicó. Quiero de Llano le citó a una entrevista y le nombró jefe de Propaganda... Bahamonde acabaría escribiendo un libro: "Un año con Queipo", donde cuenta su experiencia como testigo de la represión.
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