Anochece, y a simple vista nada parece cambiar en la selva. El bosque apretujado, los valles, las montañas siguen iguales. Sólo el cielo va mostrando notorias variaciones en su majestuosidad, con las nubes que se forman y constantemente van cambiando en las alturas, tanto de color como de forma, tornándose delgadas, aglomeradas, voluminosas e incluso grises y cargadas de tormenta, soliendo encapotar el espacio en su totalidad.
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