El nivel de ruido puede afectar a la forma en la que percibimos los alimentos. Pero también los distintos tipos de sonidos pueden hacerlo, y además de un modo asombroso. Para comprobarlo, científicos de la Universidad de Oxford llevaron a cabo un estudio en el que se ofreció a un grupo de voluntarios un postre a base de chocolate con sabores amargos y dulces, que degustaron mientras escuchaban sonidos agudos y graves. Observaron que las notas agudas potenciaron el sabor dulce, mientras que las graves hicieron lo mismo, pero con el amargo
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