El 30 de agosto de 1961, Francisco Franco y su esposa Carmen Polo paseaban por los pasillos del Palacio de Xelmírez, en Santiago de Compostela, entre los mejores exponentes del arte románico. Dos figuras detuvieron su paso en aquella muestra organizada por el Consejo de Europa: Isaac y Abraham, retiradas siglos atrás del Pórtico de la Gloria, obra cumbre del Maestro Mateo y, en ese momento, propiedad de la ciudad. El matrimonio quiso asegurarse la gloria tomando un trozo de ella.
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