En un estudio de 2012 se descubrió que simplemente por vivir cerca de la playa, mejoraba la salud. No todos podemos mudarnos a una casa frente al mar, pero cada vez que pisamos la arena estamos beneficiándonos. Para empezar, el color azul del océano y el cielo cambia la frecuencia de nuestras ondas cerebrales, y nos provoca un estado de relajación. Este efecto del color azul es bien conocido y por eso se usa en muchas marcas para transmitir confianza.
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