Cada cierto tiempo vendemos a bombo y platillo la aparición de un “fármaco milagro”, de un medicamento capaz de frenar una enfermedad incurable. La mayoría son puro humo, pero hay algunas (una o dos en cada generación) que realmente lo consiguen. La primera de ellas fue la insulina, una hormona que salvó la vida a millones de diabéticos. Entre ellas Mollie Kyle, la osage protagonista de Los asesinos de la Luna, la última película de Martin Scorsese
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