Nada que ver con Dickens. Riad Sattouf antepuso el humor cuando narró los recuerdos de su infancia en Oriente Medio. Fueron los de un niño de madre francesa y padre sirio entusiasta del nuevo nacionalismo árabe de los años 70. Vivieron durante años en lugares rurales y en los amagos de utopía socialista, como en Libia. Allí, el pequeño Riad, era testigo de crímenes de honor, ejecuciones de mujeres por haberse acostado con alguien, o un maltrato animal escalofriante. Pero también recordó grandes amistades con gente muy humilde.
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