Los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial en Londres exaltaron la imaginación, quizá como vía de escape del horror vivido, de un nutrido grupo de jóvenes escritores y periodistas. En un pub se reunían cada jueves con puntualidad suiza varias decenas de muchachos para dejar fluir sus ideas más locas y sus actitudes más excéntricas. Les unía la pasión por la ciencia ficción...
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