Entre los dos y los 10 años, nuestro cerebro es una esponja, una metáfora que se hizo más popular aún gracias a un estudio español publicado en 1997 en Open Edition Journals y liderado por María Luisa García Bermejo. “Cuanto más jóvenes son, más se parecen a las esponjas, cuanto más absorben, más retienen”, señala el análisis.
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