Este efecto lo observó por primera vez el cosmonauta uzbeko Vladimir Dzhanibekov en una de las misiones enviadas por la Unión Soviética al espacio, y por eso lleva su nombre. Es algo inherente a todos los cuerpos que giran sobre sus propios ejes y que puede causar más de un problema en la navegación espacial. Sobre todo teniendo en cuenta que no existen físicamente objetos perfectamente simétricos, dado que todos tienen pequeñas irregularidades.
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