Esos anticuerpos son naturales: vienen de seleccionar y amplificar alguno ya existente. Pero ahora las técnicas permiten jugar cada vez más con las formas y, como un mecano de la naturaleza, inventar y añadirles funciones nuevas. Entre ellas, por ejemplo, unirse por su otro extremo a un linfocito T asesino, activarlo y dirigirlo hacia una diana elegida para eliminarla. Por ejemplo, una célula tumoral. Son anticuerpos celestina porque los llevan al tumor y se lo presentan, provocando un amor fatal.
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