Probablemente fue el viaje de su vida. En 2012, los biólogos de una expedición a Timor Oriental, en el sudeste de Asia, descubrieron una serpiente ciega brahminy que se deslizaba de un lugar bastante inesperado: el trasero de un sapo común asiático. Mark O'Shea, de la Universidad de Wolverhampton, en Reino Unido, y sus colegas, fueron testigos casuales del inusual evento después de encontrar al par de animales bajo una roca. Es el primer relato sobre presas que sobreviven a la digestión por un sapo y de un animal tan grande como una serpiente.
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