Mientras se suceden los títulos de crédito, escuchamos en sordina la sintonía de Elmer Bernstein y vemos, en imágenes de un realismo casi documental, a una sucesión de pasajeros y tripulantes que se acerca en coche o a pie a la terminal de un aeropuerto. En paralelo, por la megafonía de la terminal, dos voces, una masculina y otra femenina, discuten en tono neutro sobre si el área de carga y descarga es “la zona roja” o “la blanca”. El diálogo acaba transformándose en un psicodrama sentimental: “Por el amor de Dios, Vernon, dejemos de hablar de
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