Según un nuevo estudio, un arma de caza de 300.000 años de antigüedad ha arrojado nueva luz sobre la maestría de los primeros humanos en el trabajo de la madera. El análisis más avanzado de un palo arrojadizo de madera de doble punta, hallado en Schöningen (Alemania) hace tres décadas, demuestra que fue raspado, curado y lijado antes de ser utilizado para matar animales. La investigación indica que las técnicas de carpintería de los primeros humanos estaban más desarrolladas y eran más sofisticadas de lo que se creía hasta ahora.
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