Es un moderno, es un hipster, es impostado, es prefabricado. Es falso. Estás por encima de todo y de vuelta de todo y sueltas tu mirada condescendiente sobre el hombro del mundo que te rodea. No entiendes que la gente —la gente— disfrute de las bombillas y las tiendas y los millones de clics de sus millones de smartphones colocados en el extremo de sus millones de palos para selfis. No entiendes que la gente se haga selfis.
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