Jane llegó a montar guardia a las puertas del hotel esperando a que Dickens saliera, así que cuando el autor necesitaba salir siempre pedía ayuda a algún amigo o conocido para que echara un vistazo y comprobara que Jane no estuviera rondando cerca. Aunque Dickens estaba acostumbrado a despertar pasiones, como ya había hecho en su primera gira por Estados Unidos, nunca hasta ese momento se había tenido que enfrentar a la figura de una acosadora.
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