Cuando el gobierno de Nikita Jruschov promovió una campaña contra el alcoholismo en la Unión Soviética, Mijaíl Tal dijo: «¿El estado contra el vodka? Pues yo me pongo del lado del vodka». Ácrata y soviético por accidente, Tal pudo haber nacido en la Polinesia o en un suburbio de Lagos. Fue un regalo de Caissa perfumado con nicotina que se posó un día en Riga, un maverick que sacrificaba piezas para brindar por la belleza. Tal se enamoraba (y divorciaba) con frecuencia, bebía mucho y fumaba tres cajetillas diarias de cigarrillos.
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