En el imaginario colectivo actual, es habitual pensar en reinados con una visión a largo plazo, y no es para menos: la mayoría de nosotros hemos sido testigos de uno de los más longevos de la historia, el de Isabel II de Inglaterra, que accedió al trono con solo 25 años y permaneció en él 70 años y 214 días, hasta su muerte. Un récord solo superado por el absolutista francés Luis XIV, que fue condenado a muerte en la guillotina tras 72 años y 110 días de mandato. Sin embargo, no todos los reyes de la historia han corrido la misma suerte...
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