Stevens conocía a los propietarios de Pacific, Bill y Steve Schanes, puesto que era cliente de su tienda de comics en San Diego. En la famosa convención que se celebra en esa ciudad, en su edición de 1981, los hermanos Schanes le propusieron una colaboración: el segundo y tercer números de “Starslayer” se habían quedado cortos de paginación y necesitaban una historia de complemento de seis páginas para completarla, así que le preguntaron si le gustaría hacer algo que pudieran utilizar. Stevens se fue a su estudio en La Brea y creó un personaje
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