Tina Modotti era estéril. En 1923, cuando Edward Weston inmortalizó la celestial desnudez de sus veintisiete años tendidos como un arcángel durmiente en el suelo de la azotea de un hotel de la Ciudad de México, aún no lo sabía. La fotografía aérea tampoco existía o existía muy embrionariamente a tales alturas del siglo corriente: el gran espaldarazo lo recibiría, como casi todo, después de la segunda guerra mundial, reconvertida a la vida civil después de años de estricto uso militar.
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