Ocurrió el 30 de junio de 1908, poco después de las siete de la mañana. Los nativos de Evenki y colonos rusos observaron las colinas, al noroeste del lago Baikal, y vieron una columna de luz azulada. No era normal, era casi tan brillante como el Sol y se movía a través del cielo. Diez minutos más tarde, un destello seguido de un sonido indescriptible, algo similar a una detonación termonuclear de elevada potencia, sólo que por aquella época ni existía la loca idea de fabricarla.
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