Hasta hace solo unos días, la pequeña localidad de Cimballa dejaba estampas que reflejaban a la perfección las consecuencias de la gota fría. Las familias, ante la incapacidad de llevar a sus hijos por carretera al colegio, en Nuévalos, o al instituto, a Ateca, emplearon el ingenio para solventar una situación que se tornaba en dramática. Todos ellos se desplazaban por caminos rurales o por las pistas que rodean el pueblo, aunque el mal estado de estos provocó que los primeros días el medio de transporte fuera, ni más ni menos, un tractor.