Los datos están sobre la mesa para quien quiera analizarlos con la lógica y los intereses del personaje que okupa La Moncloa y con el sobreentendido de que Rajoy seguirá como candidato. Mientras, lanza maniobras de distracción sobre mini-cambios en el PP y en su desanimado equipo ministerial o sobre el calendario legislativo para acabar una tarea cuyos resultados no son representativos del sentimiento de la calle y que no le darían más votos. ¿Por qué no disolver?