Estos días, entre los innumerables grupos de whatsapp (o telegram, instagram, o vete tú a saber cuál de ellos), me llamó la atención un reportaje del diario El Mundo titulado ‘Narcoturismo’ en Barcelona: yonkis de toda Europa en busca de heroína fácil. Sin duda, un clickbait de manual, de esos que esperas reírte en algún momento con sus hilarantes “ingenuidades”. En nuestro caso, no se hace de rogar la primera, a modo de retrato robot, nos advierte: “un tipo de pedigüeño especial pues quienes te piden dinero a cambio de la voluntad o un paquete

Como regresará a su piso de la barriada granadina del polígono de la Cartuja, ese en el que se va la luz por culpa de los cultivos de marihuana. Y a la lucha, convencido de que “sin presión social es inútil la participación política”. Describe Héctor, su hijo, “la ilusión que le transmitió el 15M” y la desolación que le produjo “la aparición de los grupos que se apropiaron de aquella expresión social”. Movimientos que según García Rúa –termina el heredero del libertario, “serán devorados por las propias reglas del juego"

En Madrid hay cerca de 2.000 personas sin hogar. Casi la mitad de ellas duerme literalmente en la calle. Durante el día muchos de ellos trabajan o salen a buscar algo de dinero, comida o ropa, dejando a la vista de todas sus pertenencias y sus lugares de descanso. Para dar visibilidad a esta dramática situación a la que se enfrentan los casi 1.000 ‘sin techo’ que pernoctan cada día en las calles de la capital, el fotógrafo Javier Guijarro Bagur ha dedicado casi ocho meses a retratar los lugares donde descansan estas personas sin hogar.