La Food and Drug Administration (FDA) estadounidense, la agencia encargada de controlar los alimentos que se venden en el país norteamericano, está investigando a varias marcas que comercializan este queso porque ha descubierto que en varias de ellas el contenido del producto que ofrecen no es 100% lácteo. Es más, algunas de ellas no tienen nada de queso. Y otras contienen una elevada cantidad de madera.