La policía del distrito de Moriyama, en Nagoya, arrestó a Satomi Seki, una mujer de 63 años, por grabar ilegalmente a las clientas de un baño público. Seki fue pillada in fraganti con una pequeña cámara. Alertada por el personal del lugar, la policía llegó y detuvo a la mujer, que incriminó a su hijo Akinori Seki, de 37 años. La mujer aceptó su responsabilidad. Su hijo lo hizo en parte, alegando que su rol había sido secundario, limitándose a darle “consejos e instrucciones” a su madre.
