La inflación apunta a un 3%, anticipando una pérdida general de poder adquisitivo y una pérdida de competitividad de la economía Española, en términos de precios, respecto de la Unión Europea, un problema histórico de la economía que la crisis liquidó temporalmente. El fuerte repunte de la inflación —se habrá pasado del -1,1% al 3% en menos de un año— tiene que ver, fundamentalmente, con el encarecimiento del crudo, con una clara tendencia al alza desde la primavera del año pasado.