Más de 20 millones de personas en China están confinadas mientras el país lucha contra un aumento en las infecciones por Covid-19 , el peor brote desde el verano pasado.Bajo bloqueo, la mayoría de las personas deben quedarse en casa, con las puertas de las comunidades de viviendas bloqueadas. Los artículos de primera necesidad se pueden comprar en línea y entregarlos en la puerta. El transporte público se ha detenido. En caso de emergencia, las personas pueden solicitar salir de sus hogares siempre que puedan dar negativo en el test

La provincia de Hebei, en el norte de China, informó el jueves una muerte por COVID-19, convirtiéndose en la primera muerte por coronavirus en el país en unos ocho meses. Es posible que el caso no sea una indicación directa de que el virus se ha vuelto más patógeno, pero suena una alarma con respecto a las lagunas en el control de la epidemia en las áreas rurales, ya que la mayoría de los pacientes en los brotes de este invierno son personas mayores de pueblos con muchas enfermedades crónicas.

El Ministerio de Salud de China ha registrado este jueves 51 nuevos positivos de coronavirus en la provincia de Hebei, en el norte del país, así como otros 69 casos asintomáticos en la misma región, que acumula en total 92 infecciones confirmadas y 149 asintomáticos registrados entre los últimos dos días. Las autoridades chinas han decretado el cierre de su capital, Shijiazhuang, cancelando el transporte terrestre a Pekín y 230 vuelos en el aeropuerto de Zhengding.

Tian Kaishan es un practicante de Falun Gong de 55 años de edad de la ciudad de Baoding, provincia de Hebei, al suroeste de Beijing. Fue arrestado a comienzos de 2017 por practicar Falun Gong y enviado al centro de detención del condado de Yi. Mientras aguardaba el veredicto de la corte, el Sr. Tian sufrió tremendamente, soportando métodos extremos de tortura infligidos durante su detención en el condado Yi. Abajo está el relato personal de la tortura que soportó Tian Kaishan por practicar Falun Gong.

Imagínate en un puente de cristal en un acantilado, a 1.180 metros de altura sobre el nivel del mar. Paseas por él con cuidado, disfrutando de las increíbles vistas. El suelo es transparente. Estás como volando. Y, de pronto, un ruido, crujidos, el puente se resquebraja. Esta es la experiencia que pueden vivir los turistas que se atrevan a probar la última atracción de China, un puente de cristal con efectos especiales simulando que se rompe al paso de los visitantes, gracias a efectos sonoros y visuales.

Una réplica a tamaño natural de la Gran Esfinge de Guiza ha aparecido en una aldea en China de la provincia de Hebei. Con 20 metros de altura y más de 60 metros de largo la réplica está realizada en hormigón y tardó dos meses en ser construida, su promotor dice que podría ser utilizada para el rodaje de películas y como atracción turística.