Ningún disidente se escapa del alargado brazo represor de la justicia egipcia. Alaa Abdel Fatá, uno de los símbolos de la revolución de 2011 que aún estaba en libertad, fue condenado el miércoles a 15 años de cárcel junto a otros 24 activistas laicos por haber organizado una manifestación ilegal en noviembre del año pasado, según una filtración al diario oficial Al Ahram. La durísima condena se añade a otras parecidas emitidas durante la última semana contra simpatizantes islamistas, coincidiendo con la toma de posesión del nuevo presidente.