"No callan. Encadenan unas frases con otras. Siempre les ha pasado algo urgente, reseñable, cuyo contenido, en el fondo, suele ser pura normalidad, basura insustancial, 'verborranas'. Se consideran a sí mismas personas ocurrentes, pero solo llegan a recurrentes. Son capaces de apagar grupos de 8 o 10 miembros. Se colocan estratégicamente en medio, matan la conversación. Padecen verborragia, la única enfermedad con la que no hay que ser solidario"