Al barrio de las Seiscientas Viviendas, en Albacete, no entra nadie. Sus más de 2.000 vecinos no reciben correo, butano, pizzas ni lo que compran por internet. Considerado como uno de los enclaves con más marginalidad de España, hace meses que los vecinos no ven a un repartidor uniformado. "Antes venía el cartero escoltado por dos policías locales, un par de veces por semana, pero en muchas partes no se atrevían a dejar la correspondencia en el buzón y la dejaban en la calle", dice Isabel Martínez, una veterana vecina de la zona.