Corea del Sur abrió un nuevo frente en la batalla contra el coronavirus, al fortificar las paradas de autobuses en la capital con puertas que miden la temperatura y lámparas de luz ultravioleta desinfectantes. Para subir, los pasajeros deben pararse frente a una cámara termográfica automatizada, y la puerta se abrirá deslizándose únicamente si su temperatura es inferior a 37.5 grados. Además, hay otro aparato más abajo para los menores de edad.